LARGA TRADICIÓN DE FINCA AGRÍCOLA Y GANADERA. ACTUALIZADA A UN CULTIVO NOVEDOSO: ACEITUNA KORONEIKI

Finca Santa Catalina tiene unas raíces muy profundas dentro del mundo agrario de la provincia de Toledo. Según fuentes históricas consultadas, la primera referencia de la dehesa era como alquería musulmana, posteriormente en época cristiana pasa a denominarse lugar/aldea/población «Santa Catalina de Berjamuñoz» siendo Mayorazgo durante siglos formando parte de distintos señoríos.

A principios del siglo XIX, en el diccionario Madoz, dentro de la descripción del término de Casas Buenas encontramos la definición como despoblado de Berjamuñoz  con una iglesia que se veneraba a Santa Catalina y donde «actualmente» existe una dehesa con un asentamiento de 11 almas en la casa conocida como «Venta de la Torrecilla»

Los primeros datos confirmados que tenemos en referencia a la propiedad familiar de Finca Santa Catalina son éstos:
En Madrid el día 22 de diciembre de 1880 en la notaría de don Miguel Díaz Arévalo se formalizó en escritura pública la venta de la  Dehesa de Santa Catalina de Verja Muñoz siendo adquirida sin cargas ni gravámenes por parte de Francisco Navarro Vargas, domiciliado en Toledo en calle de la Plata nº 25, de estado civil Viudo.

La propiedad es vendida por María del Pilar Loreto, Osorio Gutiérrez de la Cuerva, la cual es propietaria en virtud de herencia.

El precio de la Dehesa se establece en la cantidad 690 mil reales de vellón, los cuales son satisfechos por el comprador en dicho acto, mediante pago con billetes del banco de España.

Francisco Navarro Vargas, les dejó Santa Catalina en herencia a sus dos hijos Rodrigo y Pepe Navarro, dividiendo en dos partes (norte y sur) la finca. Posteriormente Pepe Navarro se casa con Regina Harguindey y al poco de casarse y estando Regina embarazada de Josefa Navarro, su única hija, muere de una pulmonía en 1934.

Josefa Navarro, hija póstuma de Pepe Navarro, hereda en 1934 Finca Santa Catalina, año de nacimiento. Doña Regina Harguindey se hace cargo de la finca durante los siguientes 20 años , hasta que Josefa Navarro se casa en 1955 con  el doctor en psiquiatría, Augusto García-Moreno.

Es durante esta época de gestión de Augusto García-Moreno en la que, acompañado y ayudado por su primogénito y homónimo, se le da un gran empuje a la Finca, con la plantación de olivos, almendros, y ganadería.

Augusto García-Moreno fallece en 2012 y desde entonces hay una gestión compartida por parte de sus hijos.

Finca Santa Catalina incopora en el año 2012 la primera plantación de olivar en súperintensivo de la variedad griega Koroneiki en Toledo con vistas a regenerar el concepto tradicional de aceite de oliva virgen extra de la zona.